Maria Mena Habits

domingo, 20 de septiembre de 2015

Truls Mørk - Elgar - Cello Concerto in E minor, Op 85




EL PENÚLTIMO ADIÓS

Vuelven las tristes...
Tardes en silencio contemplan el ocaso
de los colores vigorosos,
de las mañanas entumecedoras,
Entre tanta nostalgia se desprende una lágrima,
disecada en la sombra de su rostro,
como único legado por tanto contenido amor
bajo las plumas que cubren su pecho,
acompañando a la mente en su divagar dichoso,
en su devastada y firme, pasión...
Por la vida,
por la sangre que la protege.
Por el alma, por los sueños,
desbordado ese mar que le sostiene.
Por el horizonte firme a los que sus ojos aún retiene.
La mirada perpetúa opera con triunfo
sobre las láminas envejecidas de su regazo,
sobre sus hombros, sobre sus labios,
sobre la sal de sus costuras torcidas,
sobre el legado de amar el silencio
que aún domina.
Constancia en resumen, eficaz con su ironía...
"Si estos vientos me vencieran, jamás me lo perdonaría"...
Y así se ha dormido el murmullo perenne, 
esperando encontrarlo, de nuevo...
El verano, que viene...

Ha llegado la muerte,
escondida bajo el umbral de la huida.
Las hojas no quieren caer...
Los bellos árboles desnudos
descubren sus brazos alargados,
sus venas apretadas, 
enjutas y torcidas.
Sumándose en protesta al unísono,
junto al devastado camino,
en medio del parque dormido, 
o sobre la colina de los vientos,
cuyas cosquillas aún les harán estremecer,
sino fuera por lo hermoso que es contemplar 
desde allí el pálido y frío amanecer
y más aún las gélidas noches,
cuyo firmamento cruzado y sombrío
tinta de soslayo sus raíces
apretadas bajo la húmeda tierra,
disfrazada de nuevo con su sombrero congelado,
destrozando cualquier pequeño brote inquieto,
cualquiera nueva rama de vida, débil...

"El otoño vuelve..." gritan los vientos,
cada vez mas fuertes, cada vez más fríos.
Cada vez... mas alto...
Lo que ocurre es...
que no podemos oírlos,
pero lo dicen
y revisten el aroma de las ciudades,
lo transforman.
Ya no huele a tierno campo, ni a cálidas brisas,
ni a sol a raudales.
El olor que se mezcla alborotado 
es un agua de lluvia destilado,
virutas de estípulas amontonadas y 
toda clase de madera, que también grita,
mientras se está quemando
entre las fauces del encendido hogar.

El mar tritura la muerte 
que navegó sobre el río,
mas ancho o mas pequeño
logró alcanzar el final
y toda esta danza de desenlaces,
consecuencia de la madre natura,
formará parte del futuro suelo,
sobre una tierra sin agua,
bajo un calor desmesurado.

Y así, cuando el poderoso invierno,
retorne con su agónica presencia a
la llamada de la tierra,
el escenario macabro dará pie 
a rozar el surrealismo,
nada más hermoso que la tensada
quietud ante las ávidas miradas
de unos pocos detenidos,
absortos por alguna razón en sus vidas.
Condenados a descubrir 
en nimios detalles, imperceptibles...
el triunfo de sus palabras, aquellas
que sólo e intensamente, sienten, 
entre fulgurantes y certeras flechas,
abatiendo el alma y la razón 
y en cuya naturaleza dormida 
ante el mundo, conocido, 
su sello de ser prematuro y valiente,
jamás sucumbirá a tanta dolencia,
a tanta, soledad...
Así, como el largo pasaje 
en el que se esparce el invierno...
Así, se despide de los cálidos
y melódicos sueños...
Así, comienza el otoño 
y no uno cualquiera sino 
en el que mediaré mil quimeras...
Esperando que bajo mis plumas
las alas ocultas, curen mis anhelos...

Adiós por penúltima vez,
verano de suero reparador,
nunca olvidaré tus caricias,
tu vibrante armonía,
tu cálido abrazo envolviendo mis
apósitos.
Adiós por penúltima vez...
Sólo tengo que pensar 
que permaneces dormido
en mi interior contenido
y que con cada sonrisa 
que pueda en mi hallarme,
una ínfima de tus estelas se acercó hasta mí
para acariciarme...

Esther MG 20092015

martes, 23 de junio de 2015

EL CANDIL

EL CANDIL

Los recuerdos son el alma que te acompaña,
cuando necesitas cambiar algo de tu presente.
En silencio, rememoras sin esfuerzo
el calor y el aliento que ahora te falta.
Extrayendo todo aquello que 
en aquel presente pasado,
creias tener a tu alcance,
por breves instantes tal vez
y en moderadas dosis,
convertidos en un elixir
tan concentrado como poderoso.
La mañana se viste de seda y entre tules
de sol y cantos que irradian de entre los árboles,
adorno mis contornos y riego mis costumbres,
refrescando el pensamiento, intuyo deprisa
que nada me puede parar.
Todo un concierto de sis constituidos,
de notas finas y estiradas que sostienen mis latidos,
ahora calmados y tranquilos,
colaboran con el otro yo que se hallaba dividido.
Empastando el modo y el estado,
abandonará el caos y el caminar por medio lado.

De frente presente!
Nada dejarás que mi sien atormente.
Saboreando cada instante acaricuado con mis manos,
fundidas en un enderezado abrazo,
extendido a través de mi propio sol
y difuminando amarguras,
alisarás todas y cada una
de mis costuras
y entregarás a mis huesos,
en un sentido beso de paciencia y tesón,
lo que creías perdido,
que no era otra cosa sin más,
sueños dormidos...

Duerme ahora la costumbre,
mientras la razón viajera
recupera su equipaje.
Ha atrapado a la desidia
contenida y marchitada,
Y, dejándole salir en un alargado suspiro,
siguió sin demora el camino,
acompañada de tantos reflejos disueltos
y diluidos,
que sin querer esperaba,
que sin pedir añoraba,
que sin pronunciar una sola palabra,
desde su profundo lecho, gritaba...

Adiós marinera, le despide su mar.
Viajera entre mis olas,
entre mis brisas, sobre mis saladas
y arenosas cordilleras.
Tu lugar ocupaste.
Entregada a tu lucha,
sumergida en tu valle.
Atrapada en vaivenes de incertidumbre,
colosales paisajes que te dividen.
Enredada entre las ornamentas, de tus hilos,
has conseguido remendar tu espíritu
y ahora tus descalzos pies, vuelan...

Contemplo ahora desde el tren,
las montañas estiradas,
el refugio de los árboles,
el rojo cielo del anochecer
que hace agonizar el paisaje,
Mientras se desvanece...
Pletórico
Sin apenas respirar, sin que al menos me parezca necesitarlo.
Tan sólo el hermoso cielo comtemplo
mientras el fulgor de la noche me consume,
entregado mi ser a la lentitud de las sombras.
Y sin embargo podré ver entre tanta oscuridad,
abrazada a la luz de mi candil,
encendido en el centro de mi desván,
proyectando espacios,
que apenas conocía...
No siento cansancio,
no siento hambre, ni frío,
solo un acogedor y cálido silencio
que protege mi interior y lo acomoda
entre pautas de sosiego
y doblegados matices de sentimientos vacíos.
Tan sola como me hallo,
sola y callada.
Concentrada, rememoro entre mis tumultos
aquello que tanto, tanto, tanto, yo necesito...
Y sin embargo hay algo en este lugar
que desea atraparte,
o que tal vez, desea que te lo lleves de aquí
para después siempre poder acompañarte,
influyendo en tu presente, de tal forma,
que todo aquello que construyas,
dejará de ser real mientras lo haces...
Por tanto, suavemente, sueltaa tu cadena,
abandonando el refugio, tan confortable,
tan... tan acogedor y resumes.
Resumes en un solo pestañeo,
mientras el paisaje rojo, las montañas repletas,
el tren,
el mar ondulante,
el contoneo del viento,
la brisa, las olas
y, hasta el canto de entre las ramas
de los cercanos árboles,
desaparecen de tu cabeza
mientras miras un reloj y
piensas, joder,
que se me hace tarde...
Y sin embargo,
mi preciado y leal candil,
que nunca se apaga, se preguntará...

Tarde para qué?
Volverás pronto?
Anda, dime que si!

Y así será pues...

Esther MG 23062015






lunes, 25 de mayo de 2015

La Mañana



La Mañana

Despierta mañana!! y riega con tu brisa la soledad de los montes, arrugando con tu luz las frías sombras de la noche. Has bajado la colina al encuentro de los brazos del sol, que allá desde la mar hace rato que asomó. Vertiendo racimos de claros, entre el viento desgastado. Arrullando a la mañana entre susurros colados, por todos los resquicios, por todas las esquinas, ya entraste en las calles acariciando las cortinas, alumbrando las fachadas, gorgoteando entre los árboles que atraviesan los senderos. Y con todo este festín de vida, creas un cántico certero. Avivando los sueños voraces pero tranquilos, de un renovado comienzo, de una olvidada esperanza, de todas aquellas plegarias que rebotan mezcladas entre las almas. Por un instante fugaz quizá, se olvida el desasosiego, camuflado aún por el estático silencio, desde el lecho en que descansan los desgastados y frágiles huesos, asumiendo la edad que no les corresponde, pues la mente divaga entre tormentas infinitas y cobrando batallas ganadas, el ánimo que no se consume en la fuerza del espíritu, se filtrará en el cuerpo  irremediablemente. 
Es la mañana portadora de capacidades, embalsamada en fino oro de luces, la que abate el fin y engendra nuevas oportunidades. La que te trae rosas y jazmines hasta tu puerta, cada día. La que arregla tu equipaje, cargando tus hombros de esperanza y bienestar. La que te hace recordar que estas aquí, contemplando el horizonte de tus días, con la mirada perdida, donde lejos parece que llegaran sus líneas, sin que apenas nos importe si el destino existiera. La que te invita a amarrarte al presente y desarrollarte, sin temor a equivocarte mientras sigues descubriendo el mundo, el que ahora mismo parecieras tener ante ti, ofreciéndote ramales enteros de senderos, abiertos todos ante tu atenta mirada, mientras la calma te domina, mientras respiras sosegado y tranquilo, aún cuando la débil luz de la mañana, sigue danzando y cantando, ya regó todas las calles y seguirá silbando, recorrerá la pradera, entregada y veloz a través de los campos, mientras haya vida que alumbrar, aunque a veces olvidemos, que estamos de paso...
Esther MG 

viernes, 24 de abril de 2015

Barcelona - Please Don't Go (low pitch)

FUERZA VITAL


                                                                  
                                                                 
 FUERZA VITAL
    Que poco somos…
Que poco somos después
Y sin embargo cuanto se lucha.

El amargo tic tac de las últimas horas,
ha regado de brisas tu respiración.
Y tus manos cansadas reposan dormidas,
luchando tu ser desde tu corazón.

Una vez me dijiste que estabas cansada,
que la vida no era como tu la esperabas.
Cuantas veces hablamos desde el silencio,
a través de una pena que se comparte,
a través de miradas que todo se dicen,
reuniendo el valor contenido en el pecho,
aprendiendo a curar nuestras cicatrices,
pensando que quizá mañana
un lucero de sol se posara en tu aliento,
quemando el dolor de tu firmamento.

Pero nada de esto ha servido,
tienes todo el amor esparcido y reunido,
Contenido en tu esencia, apretado en tus sueños,
reducidos a uno en estos momentos.
Todo lo que viviste no te ha merecido,
bondad absoluta cultivada en tus hilos.
Tu paciencia, honradez, entereza marcadas,
hablan de tu madurez joven y provocada.

Fuiste madre entregada aunque no tengas hijos,
esas niñas preciosas que ahora veras…
Como madre abnegada criaste a tu sobrina,
en su ser lleva escrita para siempre tu enseñanza,
tu calor, tu amor por los niños.

Aún te siento tan cerca, tan mía…
maldito cancer que se te lleva tan joven,
tan callada, tan sin justicia.
Todos esperamos que vuelvas y sonrías,
pero lo cierto es tan real,
que arden las orillas de tu alma
acariciada, sedada y dormida.

No te vayas nunca de mi corazón,
no me dejes sóla en este roto mundo
de caos y sinrazón.
Cuanto te he escuchado,
cuanto he aprendido,
cuantas tardes secas y tristes,
nos han visto nadar contracorriente,
a pesar de tanta suerte indiferente,
tanta falta de aire en nuestra forma
de ser, tan diferente…
Si pudiera regalarte algo,
que realmente te haga falta,
serian dos o tres años de mi propia vida,
y así, que cada uno de los que te amamos,
hiciere lo mismo,
uno a uno, todos juntos,
hasta reunir la vida que mereces,
el tiempo vital que ahora, no tienes.
Pero como regalar algo que no tengo,
tan incierto mi futuro,
como el del mundo entero.
Y sin embargo si esto fuera posible,
muchos lo haríamos.
                                                              
   Que poco somos…
no somos nada mas que lo que nos dejen
hacer,
un papel que se marchita
después del frío amanecer.
Hojas secas y amontonadas bajo el porche
de la vida.
 Fina arena que resbala entre los dedos
 de tu enardecido ser.
Colmo que no colmó en vida,
ni en lo más tierno de su fuero,
ni en lo profundo de su incansable sueño,
ni en el claro abatimiento,
sin nada más poder hacer,
que acompañarte en silencio,
pues en el reposas quieta,
querida y amada tia,
que mas podría darte yo
que pudiera ayudarte,
que mas de esto que tanto deseo,
se desplegara de mi fuerza
y regara tu cuerpo abatido,
remediando el dolor que domina y somete
tu esencia y tu equilibrio.

Solo veo paz a través de ti.
Solo veo lucha interior y consejos vitales.
todo lo que me has regalado es un ejemplo a seguir,
admiración por tu inigualable voluntad,
traspasando la frontera de tu noble y entera
humanidad…

Dejando atrás el dolor, sonreiras a través de nuestros ojos,
protegiendo con el calor de tu alma
el pálido azul destilado 
entre la tornada vida de los años
que aún contemplemos solos sin tu querida presencia,
mirándonos con tus tristes ojos y las delgadas líneas
de tu armonía y entereza, discretas.
Recordándote siempre sin esfuerzo
 ni vacilación.
Entregada a tu mar inquieto y perenne,
mezclada en tus suspiros discretos.
 Como las olas,
que nunca jamás se detienen…

Esther MG 24042015